Aquí tienen un ejercicio para practicar.
2. Clasifica los textos siguientes en función de la tipología textual (narración, descripción...) y justifícalo.
TEXTO 1
Mi abuela tenía el pelo blanco, en una ola encrespada sobre la frente, que le daba cierto aire colérico. Llevaba casi siempre un bastoncillo de bambú con puño de oro, que no le hacía ninguna falta, porque era firme como un caballo. (...) Las manos de mi abuela, huesudas y de nudillos salientes, no carentes de belleza, estaban salpicadas de manchas color café. En el índice anular de la derecha le bailaban dos enormes brillantes sucios. Después de las comidas arrastraba su mecedora hasta la ventana y desde allí, sin perder su aire conmovido, con los ojos aún más juntos, como dos hermanos confiándose oscuros secretos, oía las morbosas conversaciones.
TEXTO 2
La situación actual de consumo de energía en el mundo es insostenible e injusta. Es insostenible porque estamos causando impactos ambientales tan graves que dificultan las condiciones de vida de las generaciones venideras. Es, además, injusta porque unos pocos consumimos casi todo mientras la inmensa mayoría debe conformarse con casi nada. Si los pobres del sur consumieran tanta energía como nosotros, se agotarían en pocos años las reservas mundiales de petróleo, gas, uranio y carbón y la naturaleza no podría soportarlo. Por ello se hace necesaria una toma de conciencia clara de la gravedad del problema por parte de las sociedades de los países desarrollados.
TEXTO 3
TEXTO 4
Había una vez un niño llamado David N., cuya puntería y habilidad en el manejo de la resortera despertaba tanta envidia y admiración en sus amigos de la pandilla y de la escuela, que veían en él —y así lo comentaban entre ellos cuando sus padres no podían escucharlos— un nuevo David.
Pasó el tiempo. Cansado del tedioso tiro al blanco que practicaba disparando sus guijarros contra latas vacías o pedazos de botella, David descubrió un día que era mucho más divertido ejercer contra los pájaros la habilidad con que Dios lo había dotado, de modo que de ahí en adelante la emprendió con todos los que se ponían a su alcance, en especial contra pardillos, alondras, ruiseñores y jilgueros, cuyos cuerpecitos sangrantes caían suavemente sobre la hierba, con el corazón agitado aún por el susto y la violencia de la pedrada. David corría jubiloso hacia ellos y los enterraba cristianamente. Cuando los padres de David se enteraron de esta costumbre de su buen hijo se alarmaron mucho, le dijeron que qué era aquello, y afearon su conducta en términos tan ásperos y convincentes que, con lágrimas en los ojos, él reconoció su culpa, se arrepintió sincero y durante mucho tiempo se aplicó a disparar exclusivamente sobre los otros niños. Dedicado años después a la milicia, en la Segunda Guerra Mundial David fue ascendido a general y condecorado con las cruces más altas por matar él solo a treinta y seis hombres, y más tarde degradado y fusilado por dejar escapar viva una Paloma mensajera del enemigo.
TEXTO 5
− ¿Bailas?
− Yo sí, tú parece que vayas de procesión.
− Luisa...
− Venga, tonto, sácame no sea que venga mi madre.
− ¿Tú tienes madre?
− Pues como todo el mundo, Tomás, ¿qué te crees que nací de un huevo?
− No, pero como nunca me has hablado de ella.
− Tomás. Te he hablado de mi madre veinte veces. Mi madre te tiene una manía que no te puede ni ver.
− ¿A mí? Pero si yo no habré hablado con ella nunca.
− Ah, no. ¡Mamá!
− ¡Qué quieres! ¡Y qué redaños haces bailando con el cansino ese! ¡Anda y que se vaya...! ¡Ya dije yo todo lo que tenía que decir...!
Tomado de la profesora Carmen Chirivella Osma a través del siguiente enlace:
https://www.e-ducalia.com/archivo/muestra-lengua-2eso-pdf.pdf
